En estos tiempos desafiantes, Colosenses 3:1-4 nos ofrece una poderosa exhortación a mantener nuestra perspectiva enfocada en lo divino y no en las tribulaciones terrenales.
El apóstol Pablo nos recuerda que, como creyentes que han sido «resucitados con Cristo», nuestra atención debe estar puesta en «las cosas de arriba», es decir, en los valores y realidades espirituales que son eternas y trascendentales.
El texto nos anima a desviar nuestra mirada de las preocupaciones mundanas y a concentrarnos en la presencia y promesas de Cristo, quien está «sentado a la diestra de Dios».
Reflexión sobre la Riqueza y el Espíritu Según Jesucristo
Esta posición no solo refleja su autoridad y poder sino también nuestra seguridad futura, ya que nuestra «vida está escondida con Cristo en Dios». Esta promesa de protección y ocultamiento es una fuente de gran consuelo y fortaleza.
Además, Pablo asegura que cuando Cristo, quien es nuestra vida, se manifieste al final de los tiempos, nosotros también seremos revelados con él en gloria.
Esta expectativa de la gloria venidera es un llamado a vivir con esperanza y firmeza, sin rendirse ante las dificultades actuales.
