Lucas 4:18-19 resume la esencia del ministerio de Jesús, un mensaje que resuena con fuerza hasta nuestros días. Durante su predicación, Jesús citó estas palabras del profeta Isaías, anunciando que su misión en la tierra era traer sanación, liberación y buena nueva a aquellos que más lo necesitan.
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres,» comenzó Jesús, enfatizando su llamado divino a ser portador de esperanza y consuelo. Él fue enviado a «sanar a los quebrantados de corazón», ofreciendo restauración y paz a aquellos abrumados por el dolor y el sufrimiento.
Jesús también proclamó «libertad a los cautivos y vista a los ciegos», mostrando su poder para liberar física y espiritualmente. Su misión incluía poner en «libertad a los oprimidos», desafiando las estructuras de poder y ofreciendo una nueva forma de vida liberada de las ataduras del pecado y la opresión.
El versículo 19 culmina con «A predicar el año agradable del Señor», refiriéndose al Jubileo, un tiempo de perdón y nueva oportunidad. Jesús se presenta como el cumplimiento de esta promesa, invitando a todos a recibir la gracia y el amor de Dios.
